-Me dijeron por ahí que te dedicas a algo que no es el arte.
Bueno, yo he sido diseñador gráfico durante 14 años, pero ahora, tal como está la cosa, me dedico a una cosa totalmente diferente, que no tiene nada que ver: estoy trabajando en ingeniería de Obras Públicas.
-¿Cómo llegaste a interesarte por editar arte? Me imagino que a través del diseño gráfico pero no es lo mismo que diseño artístico. Claro, claro, no es lo mismo.
A mi es que siempre me ha gustado dibujar y es algo que tengo ahora muy olvidado, pero yo de pequeño siempre me he interesado por el arte, sobre todo lo que es pintura e ilustración, sobre todo dibujo. Yo siempre digo que soy un dibujante de cómics frustrado. Luego pensé más con la razón que con el corazón y en vez de meterme a Bellas Artes pues me decidí por una profesión con más futuro. Pero vamos, que mi pasión ha sido el arte en general; la fotografía siempre me ha llamado la atención. El arte también me viene de familia, mi abuelo fue caricaturista en un periódico, mi hermano ahora también se dedica al diseño gráfico.
-Bien, o sea, que lo tuyo viene de familia. Si, yo creo que para que te guste el arte, más o menos lo has tenido que ir mamando.
Sí bueno, también tienes que tener ciertas aptitudes, tienes que tener lo que yo llamo «un don», así es más fácil, te interesas más. A mi me interesaban los cómics…
-Y eso se te quedó un poco en la retina, ¿no?
Cómics, ilustradores, portadistas, todo lo que tiene que ver. La ilustración fantástica y el cómic.
-¿Y de dónde viene el nombre de Salaboli?
Bueno, es casi una anécdota muy personal. Siempre he ido con el pelo muy corto y con 14 ó 15 años me gustaba jugar al billar, y de ahí bola, bolita, boli. Y lo de «sala» es también una costumbre de colegas de ponerlo delante de cualquier nombre. Ha pasado de ser un mote cariñoso a una cosa mucho más grande, bueno, al final no hay muchos salaboli por ahí.
-¿Prefieres que el mundo te conozca con esta seña, separas las dos identidades?
Bueno, tu estás aquí hablando conmigo y claro que prefiero que me llames David. Pero bueno, Salaboli es al fin y al cabo una seña de identidad y todo el mundo se acaba interesando por el origen aunque lamento que la explicación no sea tan atractiva.
-He visto que estás muy presente en comunidades como MySpace o Flickr. A mi me ha parecido siempre que clasifican mucho a la gente, que quien entra lo hace buscando algo en concreto y se deja llevar poco. En un principio parecía que era un medio de proyección y de aglutinamiento del mundo del arte pero luego se ha convertido en una parcelación de estilos. A mí me gustaría saber si estás cómodo con que se etiquete tu trabajo de una cierta manera, si crees que hay etiquetas que son incorrectas y cuáles son las que más te identifican.
Yo creo que tengo un estilo bastante personal, aunque no me cierro a un estilo y hay imágenes diferentes, más trabajadas unas que otras; lo que intento es trabajarlas poco, mostrar algo más directo, más crudo. Sí me he dado cuenta de eso que hablas porque cuando cuelgo algo menos trabajado, menos rimbombante, la respuesta es menor. Lo que es una forma de expresar la idea que he tenido, que no quiere decir que sea una imagen peor ni mejor.
-Sí, que lo que te interesa es que la idea llegue a plasmarse como tú querías, en el estilo más adecuado.
Si, pero la gente parece que pide algo más elaborado, alardes técnicos, algo que a mí no me importa. A mi Photoshop me encanta, trabajo muchísimo con él pero sí, parece que eso es mejor. Pero vamos, esto es como un escritor que escribe una novela enrevesada y luego un relato corto, una cosa no es mejor que la otra.
Sí me gustaría que la gente no tuviera esa expectativa de trabajos demasiado mastodónticos. Mientras sea del estilo personal no hace falta que sea elaborado.
-También se ha llegado a un punto en que parece que lo importante es retarse en cuestiones técnicas con los programas de tratamiento de imágenes. Quizás se olvida el trabajo intelectual anterior y todo se reduce a lo bien que se maneja un cierto programa o bien se analizan las imágenes en estos términos y todo se reduce a adivinar los trucos utilizados, acabando por decir «eso también lo sé hacer yo».
Lo importante es crear una serie de sentimientos, pensar más con el corazón. Aunque sean imágenes diferentes, lo importante es producir sentimientos, por ejemplo, no es lo mismo La Sagrada Familia o un edificio minimalista pero los dos te puede producir algo. No es lo mismo el tiempo que te lleva ejecutar una obra que el resultado, que es lo que importa, el impacto que pueda tener.
Yo creo que el Photoshop es eso, una herramienta, como los conocimientos que tengas, lo importante es que muestres lo que querías mostrar.
-¿Ahora mismo estás intentando llegar a un final menos trabajado? He visto algunas imágenes ahora donde haces uso de la fotografía más cruda.
Sí, es lo que hablábamos, me interesa más el sentimiento, producirlo. El retrato me encanta, me parece la mejor manera de mostrar un ser humano. Me interesa captar esa mirada, ese espíritu dentro de la carcasa que es el cuerpo. Quizás ahora me estoy dedicando más a ello, siempre me ha llamado la atención, y ahora, siempre que pueda engañar a alguien para que se ponga delante de la cámara. Pero un retrato siempre es más crudo, a lo mejor también quieres que el modelo se muestre como un actor, todo depende de lo que tengas en mente. Pero yo creo que cuando quieres mostrar una realidad, no hace falta que lo vistas demasiado.
-¿Qué sentimientos concretos, si es que puedes concretarlos, intentas buscar en tus imágenes?.
Sentimientos bastante extremos: me encanta producir asco, odio o amor, que no deja de ser uno de los sentimientos más extremos que hay. Estar en el meridiano de esas sensaciones para irnos a los extremos más opuestos por los dos lados. Lo que no me gusta es quedarme en medio, que no te produzca nada, ni rechazo ni atracción. Pero yo creo que eso es lo que piensa todo artista, intentar producir sentimientos cuanto más extremos y más lejanos de ese meridiano.
-Bueno, prueba de ello es que te han votado.
Sí, eso es que les ha producido algo por dentro, algo les ha movido y en ese sentido estoy bastante contento.
-También he visto que la música es una forma de inspiración, hemos estado hablando de artistas y de música, pero ahora me gustaría saber si hay algún acontecimiento o sentimiento que te inspire más para crear. ¿Cómo es tu proceso de creación?
Más que acontecimientos deberíamos hablar de sentimientos. Digamos que cuando creo una imagen me intento poner en el lugar del otro, intento reproducir un sentimiento. De hecho, a veces estoy retocando una imagen y se me saltan las lágrimas. Me considero una persona pasional y me gusta plasmarlo de alguna manera en mi trabajo. Por eso me gusta despertar esos sentimientos, todo tiene que ser muy descarnado, muy pasional…De todas formas hay otras cosas que me mueven a crear esas imágenes pero no dejan de ser un vehículo para esos sentimientos.
-¿Y ese sentimiento te llega cuando retocas una imagen o cuando estás pensando en ella?
La verdad es que en mi cabeza puede que esté viendo la historia que cuenta una canción o que me acuerde de ella. Pero si tengo una idea no paro hasta llevarla a cabo, estoy que ni duermo porque me da miedo que se pierda la esencia. A veces vuelvo a escuchar la canción para no perder ese ancla. A veces también la fuente de inspiración puede ser algo que haya visto en la televisión y me ha producido un cierto sentimiento o quizás estoy conduciendo por un puerto de montaña, hay nieve, niebla, empieza a lloviznar y eso me inspira una idea. Por eso mi espíritu es el de un ilustrador más que el de un fotógrafo.
-Entonces la creación es una especia de catarsis para ti.
Si, efectivamente. Cada cual tiene su forma de expresar sus sentimientos. Quizás si yo no lo hiciera así, se quedarían dentro y no me gustaría.
-¿En el inicio tu pensaste en el arte como un ejercicio catártico?
Si me voy atrás de todo, incluso en la infancia., si me había pasado algo en el colegio o mismamente si acababa harto de alguien, podía llegar a dibujar cosas muy brutas, era una forma de no llegar a cometer un crimen (risas).
-Bueno, yo creo que el mayor crimen es no dar rienda suelta a esas emociones.
Exactamente, las emociones son libres. Yo creo que lo peor que hay en este mundo es querer enjaularlas. Yo me desahogo con el arte, es una manera tan lícita como otra.
-¿Cómo es tu lugar de trabajo?¿Cómo es el “taller del artista”?
Mi casa es muy pequeña, es un estudio muy pequeño pero no necesito más: mi ordenador, mi tableta gráfica en ocasiones, porque me abstraigo de tal manera que todo lo demás me sobra. Podría estar en una nave industrial que estaría igual. Va un poco con mi espíritu, me conformo con las cosas pequeñas de la vida que son las más grandes. No sé si será bueno o malo, pero para mí está bien.
-¿Creas atmósfera?
Pongo música, a lo mejor el disco donde habita la canción que he escuchado y en la cual me he inspirado o música acorde.
-Por mi parte he terminado con las cuestiones que me habían surgido al ver tu obra, ¿quieres tú añadir algo?.
Pues no se…Mi arte es inmediatez. Aunque las imágenes sean muy preparadas, la idea viene volando a mi cabeza. Depende de lo que se haya fraguado necesita de más o menos técnica.
Me gusta ser bastante autodidacta, por ejemplo, en fotografía. Me he dado cuenta de que lo que hace al artista es lo que lleva dentro, da igual la técnica que utilices. Todos los elementos a mano mejoran el producto, está mal que diga producto, pero nos entendemos. Pero es alucinante los resultados de gente con muy pocos medios.
El arte tiene que ser una proyección de tus ideas, de tus sentimientos y cuanto más inmediato o crudo, mejor.
Todo lo que tenga que venir que venga, me queda camino por recorrer pero me gusta dónde estoy ahora, en el momento en el que me encuentro. Las exposiciones que tengan que ver, que vengan, pero no me obsesiono.
-Como proyección de futuro, ¿te ves dedicándote plenamente al arte?
Creo que no. Es una suerte de unos pocos que están en el lugar y momento adecuado. Mi padre decía algo que siempre me ha encantado: «en el mundo no habría payasos si no hubiera quien les riera las gracias». Hay gente que se merece estar donde está, pero hay otros que bueno, forman parte de esas «radiofórmulas» que nunca me he creído.
-¿Te has intentado mover para vender tu arte?
Pues no, me lo estoy planteando pero yo considero esto una cosa muy personal. Preparar una buena exposición supone un esfuerzo económico, si vienen tiempos mejores pues, ya me lo plantearé, es mejor hacer las cosas bien. Ahí veré si realmente merece la pena. Lo que hago lo hago por mí y la gente que lo aprecia, igual un día se me va de las manos y eso quiere decir que soy la hostia de famoso.
En un principio me movía mucho y ahora me muevo lo justo, me he hecho más selectivo. Lo que me importa es transmitir esos sentimientos, no me interesa ese mundo en el que todos les interesa hacerte comentarios positivos, el chupapollismo para decirlo de manera bruta.
Como es habitual en las entrevistas, SalaBoli también fue invitado a dar su particular definición de los términos que han ido apareciendo como temas de nuestra revista.
Yo.
Tu peor enemigo y tu mejor amigo. Quien te puede hacer más daño y quien te puede ayudar más. Tú puedes salir adelante o hundirte en la miseria.
Idílico.
Algo que no existe ni existirá jamás. Algo de un cuento, algo que define algo totalmente irreal. Onírico me gusta más que idílico.
Fetiche.
Un deseo, una obsesión. Como un muñeco vudú, un amuleto. Realmente no tengo amuletos, hay cosas que me gustan más que otras, pero no.
Silencio.
Algo casi idílico. Que debería practicar más la gente, para buscar más el yo. Bien menospreciado pero es una maravilla si lo encuentras, aunque sería una locura si fuera lo único que tuvieras.
Yo creo más en las miradas que en las palabras.
Ficción.
Esa palabra siempre me ha gustado y la he relacionada con el comic y con evasión, desde pequeñito. Yo cuando dibujaba creaba mis personajes y situaciones fantásticas, muchos monstruos, guerreros, chicas con muchas curvas. Es una palabra muy bonita: evasión.
Delirio
Algo que produce genialidad. Los delirios son, al fin y al cabo, los motores de las obras del artista. Trabajando con la cabeza centrada, siendo demasiado razonable no se produce nada. El delirio viene de cabezas creadoras, creativas, desbordantes. Me gusta la gente imaginativa y delirante.
Secreto
Algo necesario, todos tenemos secretos, todas las personas deberían tener su parte privada, para uno mismo. Una vez que se revelan los secretos, se pierde la magia de las relaciones personales. Se debería tener unos cuantos secretos que te guardes y se vayan a la tumba contigo.
Censura
Lo he relacionado con morbo, siempre he querido a toda costa ver aquello que estaba censurado. Me parece una palabra, un arma marketing.
Todo lo prohibido me ha llamado la atención. Me encanta la palabra censura, me gusta abrir la cajita donde pone censura en la tapa. Hoy por hoy nada se puede censurar porque se puede acceder a ello de otra manera.